El encuentro en la Casa de los periodistas de Camagüey unió a varias generaciones de colegas... Incluso, develó que el pequeño Alejandro de ocho años de edad, y de mamá periodista, ya tiene un blog en Internet para hablar de su escuela, sus amigos y su familia. Él, tal vez no será reportero, pero con el tiempo recordará que asistió a aquel lugar y oyó hablar con pasión a hombres y mujeres de un trabajo muy especial: el de Periodista.
De todos ellos, unos como Elio Véliz, a quien había que decirle Usted cuando de periodismo azucarero se hablaba en esta tierra, otrora potencia en la producción de los centrales y en la siembra de caña. Hoy Elio está jubilado pero no desaprovechó la oportunidad de contar sobre su génesis en esta profesión a la que ama entrañablemente.
Otros como el gordo Valdés que llegó en la década del 60 a la redacción de Adelante para aprender haciendo. A los más jóvenes en el ejercicio periodístico o aquellos que cimientan la continuidad del gremio desde las aulas universitarias, les contó de las exigencias de las correctoras que más de una vez le pusieron el rostro más subido que su roja melena identificativa, de la cual por cierto ya no queda casi nada.
Las Marías del periódico, la de la televisión, y unos cuantos más allí presentes, asintieron o recordaron con nostalgia aquellas experiencias en la redacción o el taller de un periódico diario; las pruebas de galeras, el plomo del linotipo, las urgencias de la noticia de última hora, la inexistencia de computadoras entonces que obligaba a búsqueda in situ con mayores esfuerzos...En fin, momentos que a veces la dinámica de la vida y los avances de la tecnología opacan en el tiempo y que, sin embargo, merecen su espacio pues formaron el espíritu de trabajo y entrega de generaciones de periodistas no sólo en Camagüey, sino en el país.
Los jóvenes, que ya vinculan estudios con práctica laboral, aquilatan la valía de probar la teoría en las activas y a veces hasta bulliciosas redacciones de los medios de prensa. En ellas, aseguraron nos probamos cuánto nos gusta la carrera y cuál es nuestro verdadero talento.
Este encuentro, propiciado por la Unión de Periodistas en Camagüey, nos dejó el grato sabor de un tiempo vivido con honestidad profesional, entrega revolucionaria y fuerza en el pensamiento, valores que perduran en nuestros medios y toman forma desde la escuela misma.
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