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miércoles, 10 de abril de 2013
sábado, 10 de noviembre de 2012
La esclavitud en las prisiones de Estados Unidos
Tomado de Cubadebate
“En este momento, los presos de establecimientos penitenciarios
federales de todo el país están haciendo piezas para misiles Patriot. Al
empezar, les pagan 23 centavos de dólar por hora (1,84 dólares por un
día de trabajo de 8 horas) y pueden llegar a un máximo de 1,15 la hora
por fabricar productos electrónicos que controlan la propulsión,
dirección y puntería de los sistemas de misiles guiados de Lockheed
Martin PAC-3, que originalmente se hicieron famosos en la primera guerra
del Golfo Pérsico. ¿Está sorprendido? Yo también”.
Así comienza el llamativo primer párrafo de una extensa nota del periodista e investigador financiero Justin Rohrlich, publicada el 7 de marzo de 2011 en el World in Review (Minyanville.com) con el título “Why are Prisoners Building Patriot Missiles? (¿Por qué los Presos están Construyendo Misiles Patriot?). Esta escalofriante noticia pasó de largo porque fue ignorada por los grandes medios comerciales estadounidenses e internacionales.
La sobre-explotación de mano de obra cautiva era algo que sólo harían los chinos para competir con precios más bajos en el mercado mundial, según la recurrente propaganda informativa de los sistemas trasnacionales de noticias. Pero fue sacada a la luz pública este año, por lo menos para conocimiento de los medios alternativos y ciudadanos del mundo interesados en estos grandes temas, por el Proyecto Censurado de la Universidad Sonoma State de California a partir de otra nota de Sara Flounders, publicada el 6 de junio 2011 en el periódico Workers World (Trabajadores del Mundo), bajo el título “The Pentagon and Slave Labor in U.S. Prisons” (El Pentágono y el Trabajo Esclavo en las Prisiones de Estados Unidos).
“Los presos ganan 23 centavos por hora en las prisiones federales de Estados Unidos fabricando componentes de alta tecnología electrónica para misiles Patriot Advanced Capability 3 (Patriots de Capacidad Avanzada 3), lanzadores para el sistema TOW (Tube-launched, Optically tracked, Wire-guided, o Tubo lanzador, Seguimiento óptico, Guiado por cable), misiles anti-tanque y otros sistemas de proyectiles guiados”, escribió Flounders en el primer párrafo de su nota en Trabajadores del Mundo. “Vale la pena examinar más de cerca las implicaciones de este hecho ominoso en un artículo de marzo del periodista e investigador financiero Justin Rohrlich, del World in Review (Minyanville.com)”, añadió la periodista… y fue lo que hicimos.
Estados Unidos tiene aproximadamente el 5 por ciento de la población del mundo. Pero muy pocos saben que sus prisiones mantienen en encierro a más del 25 por ciento de toda la gente encarcelada en el planeta. Y también ignoraban que muchos de estos presos trabajan para el complejo militar industrial que abastece al Pentágono hasta por 23 centavos de dólar la hora, o tarifas similares. Sólo se libran de esta expoliación de mano de obra tan barata como la esclava, miles de presos en reclusión solitaria, a menudo confinados por castigos disciplinarios aplicados a faltas de baja importancia.
“La expansión del uso de industrias de prisión, que pagan salarios de esclavitud como una forma de aumentar los beneficios de las gigantescas corporaciones militares, es un ataque frontal a los derechos de todos los trabajadores”, escribió Flounders. “El trabajo penitenciario –sin protección sindical, ni pago de horas extras, sin días de vacaciones, pensiones, prestaciones, protección de salud y seguridad, o retención de la Seguridad Social– también fabrica componentes complejos para aviones de combate F-15 de McDonnell Douglas/Boeing, F-16 de General Dynamics/Lockheed Martin y helicópteros Cobra de Bell/Textron”.
PRODUCCIÓN PRESIDIARIA HIGH-TECH
El trabajo penitenciario produce gafas de visión nocturna, chalecos antibalas, uniformes de camouflage, aparatos de radio y comunicaciones y sistemas de iluminación y componentes para armas antiaéreas acorazadas de 30-mm a 300 mm, así como rastreadores de minas terrestres y equipamiento electro-óptico telemetría láser para vehículos de combate BAE Systems Bradley. Los presos reciclan equipos electrónicos tóxicos y revisan los vehículos militares”, añadió Flounders en el periódico de los trabajadores (1).
Justin Rohrlich escarbó la basura para indagar cómo funciona este negocio de las penitenciarías. Está manejado por Industria Prisiones Federales (en inglés, Federal Prison Industries, FPI, o Unicor, su marca comercial desde 1977) de la Oficina de Prisiones, una corporación cuasi-pública, “sin fines de lucro”, clasificada como la N° 39 entre los grandes contratistas del gobierno de Estados Unidos.
El trabajo carcelario federal que contrata Unicor se desarrolla en 14 fábricas de prisiones, donde más de 3.000 presos fabrican equipos electrónicos de comunicación para uso en tierra, mar y aire. En total, Unicor gestiona 110 fábricas en 79 centros penitenciarios federales. También está inserta en el “socialismo corporativo” de Estados Unidos porque la financia el gobierno, por una decisión del Congreso adoptada en 1934, cuando fue creada como “herramienta de rehabilitación para enseñar habilidades del mundo real de trabajo para los presos federales”, recordó Rohrlich.
Unicor asegura que sus programas penitenciarios de trabajo no afectan negativamente a las empresas del sector privado y siempre ha sido bastante bien sabido que los reclusos hacen de todo, desde señales de tráfico, bancos de parques, placas vehículos, mobiliario para oficinas federales como la Administración de Veteranos y Departamento de Defensa, pero el sofisticado programa de alta tecnología accesoria de misiles, aviones, carros de combate, etcétera, había pasado casi desapercibido, hasta ahora.
La población carcelaria de Estados Unidos es la más grande del mundo, pero crece a tal ritmo que en los últimos 30 años se quintuplicó. Además, es un pingue negocios para el sistema privado de prisiones, que cobra “por cama” y además percibe ganancias por sus negocios de mano de obra esclava con Unicor. Cuando asumió Ronald Reagan, en 1980, había 400.000 presos; hoy superan los 2,3 millones.
COMPETENCIA DESLEAL
Nate C. Hindman, del The Huffington Post, informó el 15 de agosto 2012 que Michael Mansh, presidente de la pequeña fábrica de ropa Ventas y Servicio Ashland, en Olive Hill, Kentucky, en un caso que incluso apareció en CNNMoney, se enteró en febrero que su empresa de 100 personas corría el riesgo de perder un contrato para fabricar cazadoras destinadas a la Fuerza Aérea de Estados Unidos. La amenaza se llamaba Unicor. Durante décadas, las pequeñas fábricas de Estados Unidos vienen luchando contra operaciones administradas por el gobierno que subcontratan mano de obra estadounidenses tras las rejas. Y la tensión crece bastante por este rol “socialista” del gobierno que socava la necesidad de crear empleos proclamada por… el mismo gobierno.
Ashland, que es el principal empleador en Olive Hill, estuvo a punto de cerrar. Mansh le dijo a CNNMoney “Somos 100 personas que compran comestibles. Usamos empresas de transporte de la ciudad, compramos piezas y bombillos allí todos los días (…) Eso está todo perdido cuando las cárceles nos quitan los contratos”. Sólo la presión mediática puso en marcha a los legisladores locales, quienes consiguieron que Unicor diera marcha atrás y cediera el contrato. Al final, todos fueron felices.
La mano de obra esclavo-carcelaria perjudica a los trabajadores, daña a la pequeña y mediana industria y sólo favorece a las grandes corporaciones del complejo militar industrial que trabajan para que su principal cliente, el gobierno de Estados Unidos de cualquier signo político, consumiendo siempre esas armas pueda imponer la “guerra permanente” que mantiene a través de la historia, y hoy Obama-Clinton promueven en Siria, escondiendo la mano. De paso, esta implacable política imperial trae a la mente la idea de la “revolución permanente” de Trotsky.
Ernesto Carmona es periodista y escritor chileno.
Notas y referencias:
1) ver video de Vehículos Bradley en acción en: http://www.baesystems.com/video/BAES_020231/bradley-vehicles-in-service
- Justin Rohrlich, Why are Prisoners Building Patriot Missiles? 7 de marzo 2011
http://www.minyanville.com/businessmarkets/articles/defense-industrial-base-defense-budget-defense/3/7/2011/id/33198?page=full
- Sara Flounders, “The Pentagon and Slave Labor in U.S. Prisons,” Workers World, June 6, 2011,
http://www.workers.org/2011/us/pentagon_0609/
- The Huffington Post | Por Nate C. Hindman
Publicado: 08/15/2012 11:54 am Puesta al día: 15/08/2012 http://www.huffingtonpost.com/2012/08/15/unicor-prison-labor_n_1778765.html
- James Ridgeway and Jean Casella, “Cruel and Usual: US Solitary Confinement,” Al Jazeera English, March 19, 2011, http://www.aljazeera.com/indepth/features/2011/03/201137125936219469.html.
- http://www.mediafreedominternational.org/2011/11/07/prison-slavery-in-today’s-u-s-a/
- http://www.mediafreedominternational.org/2011/04/04/solitary-confinement-in-the-us-cruel-and-usual-punishment/
Estudiantes investigadores: Leta Frolli y Taylor Wright (Sonoma State University)
Un recluso en prisión de Oklahoma
Las 25 noticias más censuradas en Estados Unidos (IX)
“En este momento, los presos de establecimientos penitenciarios
federales de todo el país están haciendo piezas para misiles Patriot. Al
empezar, les pagan 23 centavos de dólar por hora (1,84 dólares por un
día de trabajo de 8 horas) y pueden llegar a un máximo de 1,15 la hora
por fabricar productos electrónicos que controlan la propulsión,
dirección y puntería de los sistemas de misiles guiados de Lockheed
Martin PAC-3, que originalmente se hicieron famosos en la primera guerra
del Golfo Pérsico. ¿Está sorprendido? Yo también”.
Un recluso en prisión de Oklahoma
Así comienza el llamativo primer párrafo de una extensa nota del periodista e investigador financiero Justin Rohrlich, publicada el 7 de marzo de 2011 en el World in Review (Minyanville.com) con el título “Why are Prisoners Building Patriot Missiles? (¿Por qué los Presos están Construyendo Misiles Patriot?). Esta escalofriante noticia pasó de largo porque fue ignorada por los grandes medios comerciales estadounidenses e internacionales.
La sobre-explotación de mano de obra cautiva era algo que sólo harían los chinos para competir con precios más bajos en el mercado mundial, según la recurrente propaganda informativa de los sistemas trasnacionales de noticias. Pero fue sacada a la luz pública este año, por lo menos para conocimiento de los medios alternativos y ciudadanos del mundo interesados en estos grandes temas, por el Proyecto Censurado de la Universidad Sonoma State de California a partir de otra nota de Sara Flounders, publicada el 6 de junio 2011 en el periódico Workers World (Trabajadores del Mundo), bajo el título “The Pentagon and Slave Labor in U.S. Prisons” (El Pentágono y el Trabajo Esclavo en las Prisiones de Estados Unidos).
“Los presos ganan 23 centavos por hora en las prisiones federales de Estados Unidos fabricando componentes de alta tecnología electrónica para misiles Patriot Advanced Capability 3 (Patriots de Capacidad Avanzada 3), lanzadores para el sistema TOW (Tube-launched, Optically tracked, Wire-guided, o Tubo lanzador, Seguimiento óptico, Guiado por cable), misiles anti-tanque y otros sistemas de proyectiles guiados”, escribió Flounders en el primer párrafo de su nota en Trabajadores del Mundo. “Vale la pena examinar más de cerca las implicaciones de este hecho ominoso en un artículo de marzo del periodista e investigador financiero Justin Rohrlich, del World in Review (Minyanville.com)”, añadió la periodista… y fue lo que hicimos.
Estados Unidos tiene aproximadamente el 5 por ciento de la población del mundo. Pero muy pocos saben que sus prisiones mantienen en encierro a más del 25 por ciento de toda la gente encarcelada en el planeta. Y también ignoraban que muchos de estos presos trabajan para el complejo militar industrial que abastece al Pentágono hasta por 23 centavos de dólar la hora, o tarifas similares. Sólo se libran de esta expoliación de mano de obra tan barata como la esclava, miles de presos en reclusión solitaria, a menudo confinados por castigos disciplinarios aplicados a faltas de baja importancia.
“La expansión del uso de industrias de prisión, que pagan salarios de esclavitud como una forma de aumentar los beneficios de las gigantescas corporaciones militares, es un ataque frontal a los derechos de todos los trabajadores”, escribió Flounders. “El trabajo penitenciario –sin protección sindical, ni pago de horas extras, sin días de vacaciones, pensiones, prestaciones, protección de salud y seguridad, o retención de la Seguridad Social– también fabrica componentes complejos para aviones de combate F-15 de McDonnell Douglas/Boeing, F-16 de General Dynamics/Lockheed Martin y helicópteros Cobra de Bell/Textron”.
PRODUCCIÓN PRESIDIARIA HIGH-TECH
El trabajo penitenciario produce gafas de visión nocturna, chalecos antibalas, uniformes de camouflage, aparatos de radio y comunicaciones y sistemas de iluminación y componentes para armas antiaéreas acorazadas de 30-mm a 300 mm, así como rastreadores de minas terrestres y equipamiento electro-óptico telemetría láser para vehículos de combate BAE Systems Bradley. Los presos reciclan equipos electrónicos tóxicos y revisan los vehículos militares”, añadió Flounders en el periódico de los trabajadores (1).
Justin Rohrlich escarbó la basura para indagar cómo funciona este negocio de las penitenciarías. Está manejado por Industria Prisiones Federales (en inglés, Federal Prison Industries, FPI, o Unicor, su marca comercial desde 1977) de la Oficina de Prisiones, una corporación cuasi-pública, “sin fines de lucro”, clasificada como la N° 39 entre los grandes contratistas del gobierno de Estados Unidos.
El trabajo carcelario federal que contrata Unicor se desarrolla en 14 fábricas de prisiones, donde más de 3.000 presos fabrican equipos electrónicos de comunicación para uso en tierra, mar y aire. En total, Unicor gestiona 110 fábricas en 79 centros penitenciarios federales. También está inserta en el “socialismo corporativo” de Estados Unidos porque la financia el gobierno, por una decisión del Congreso adoptada en 1934, cuando fue creada como “herramienta de rehabilitación para enseñar habilidades del mundo real de trabajo para los presos federales”, recordó Rohrlich.
Unicor asegura que sus programas penitenciarios de trabajo no afectan negativamente a las empresas del sector privado y siempre ha sido bastante bien sabido que los reclusos hacen de todo, desde señales de tráfico, bancos de parques, placas vehículos, mobiliario para oficinas federales como la Administración de Veteranos y Departamento de Defensa, pero el sofisticado programa de alta tecnología accesoria de misiles, aviones, carros de combate, etcétera, había pasado casi desapercibido, hasta ahora.
La población carcelaria de Estados Unidos es la más grande del mundo, pero crece a tal ritmo que en los últimos 30 años se quintuplicó. Además, es un pingue negocios para el sistema privado de prisiones, que cobra “por cama” y además percibe ganancias por sus negocios de mano de obra esclava con Unicor. Cuando asumió Ronald Reagan, en 1980, había 400.000 presos; hoy superan los 2,3 millones.
COMPETENCIA DESLEAL
Nate C. Hindman, del The Huffington Post, informó el 15 de agosto 2012 que Michael Mansh, presidente de la pequeña fábrica de ropa Ventas y Servicio Ashland, en Olive Hill, Kentucky, en un caso que incluso apareció en CNNMoney, se enteró en febrero que su empresa de 100 personas corría el riesgo de perder un contrato para fabricar cazadoras destinadas a la Fuerza Aérea de Estados Unidos. La amenaza se llamaba Unicor. Durante décadas, las pequeñas fábricas de Estados Unidos vienen luchando contra operaciones administradas por el gobierno que subcontratan mano de obra estadounidenses tras las rejas. Y la tensión crece bastante por este rol “socialista” del gobierno que socava la necesidad de crear empleos proclamada por… el mismo gobierno.
Ashland, que es el principal empleador en Olive Hill, estuvo a punto de cerrar. Mansh le dijo a CNNMoney “Somos 100 personas que compran comestibles. Usamos empresas de transporte de la ciudad, compramos piezas y bombillos allí todos los días (…) Eso está todo perdido cuando las cárceles nos quitan los contratos”. Sólo la presión mediática puso en marcha a los legisladores locales, quienes consiguieron que Unicor diera marcha atrás y cediera el contrato. Al final, todos fueron felices.
La mano de obra esclavo-carcelaria perjudica a los trabajadores, daña a la pequeña y mediana industria y sólo favorece a las grandes corporaciones del complejo militar industrial que trabajan para que su principal cliente, el gobierno de Estados Unidos de cualquier signo político, consumiendo siempre esas armas pueda imponer la “guerra permanente” que mantiene a través de la historia, y hoy Obama-Clinton promueven en Siria, escondiendo la mano. De paso, esta implacable política imperial trae a la mente la idea de la “revolución permanente” de Trotsky.
Ernesto Carmona es periodista y escritor chileno.
Notas y referencias:
1) ver video de Vehículos Bradley en acción en: http://www.baesystems.com/video/BAES_020231/bradley-vehicles-in-service
- Justin Rohrlich, Why are Prisoners Building Patriot Missiles? 7 de marzo 2011
http://www.minyanville.com/businessmarkets/articles/defense-industrial-base-defense-budget-defense/3/7/2011/id/33198?page=full
- Sara Flounders, “The Pentagon and Slave Labor in U.S. Prisons,” Workers World, June 6, 2011,
http://www.workers.org/2011/us/pentagon_0609/
- The Huffington Post | Por Nate C. Hindman
Publicado: 08/15/2012 11:54 am Puesta al día: 15/08/2012 http://www.huffingtonpost.com/2012/08/15/unicor-prison-labor_n_1778765.html
- James Ridgeway and Jean Casella, “Cruel and Usual: US Solitary Confinement,” Al Jazeera English, March 19, 2011, http://www.aljazeera.com/indepth/features/2011/03/201137125936219469.html.
- http://www.mediafreedominternational.org/2011/11/07/prison-slavery-in-today’s-u-s-a/
- http://www.mediafreedominternational.org/2011/04/04/solitary-confinement-in-the-us-cruel-and-usual-punishment/
Estudiantes investigadores: Leta Frolli y Taylor Wright (Sonoma State University)
miércoles, 23 de mayo de 2012
Cárceles en Cuba
Tomado del diario Granma
Sergio Alejandro Gómez

Silvio Rodríguez y Vicente Feliu. Encuentro entre artistas cubanos y reclusos del Combinado del Este
Uno de los grandes desafíos que tuvo que
afrontar la Revolución Cubana fue desmantelar el sistema penitenciario
establecido por la tiranía batistiana, en el que imperaban la corrupción
judicial y administrativa, el crimen despiadado, los maltratos físicos y
la tortura, las desapariciones, la
discriminación racial y social y el tratamiento brutal al hombre
sancionado, en detrimento de su integridad y dignidad humanas.
Junto al combate contra la injusticia y
la desigualdad social, la ignorancia, la violencia, los males y vicios
de la sociedad capitalista que llevaba a prisión a los humildes,
mientras que los corruptos y malversadores disfrutaban del poder y se
repartían el país, hubo que destruir el régimen carcelario heredado y
sustituirlo por un sistema penitenciario profundamente humano,
sustentado en el respeto y el control riguroso de la aplicación de
leyes, reglamentos y políticas que se inspiran en la máxima de reeducar y
rehabilitar a cada persona recluida para su reinserción social.
Se desactivaron las viejas prisiones que
carecían de condiciones para la vida humana y se construyeron nuevas
instalaciones en condiciones cerradas y abiertas que incorporaron
conceptos humanistas, respetando las normas y principios desarrollados
por la ciencia penal internacional y las mejores prácticas de
tratamiento a reclusos.
Se perfeccionó la legislación
penitenciaria y su base reglamentaria, teniendo en cuenta los preceptos
de las “Reglas Mínimas Internacionales para el Tratamiento a los
Reclusos”, aprobadas en el Primer Congreso sobre la Prevención del
Delito y el Tratamiento al Delincuente, celebrado en 1955, en Ginebra,
Suiza. Las sucesivas actualizaciones internacionales a esas normas han
sido asimiladas y aplicadas al sistema cubano.
En el perfeccionamiento del sistema
penitenciario y en correspondencia con las transformaciones
desarrolladas en el campo educacional a nivel nacional, se ha
instrumentado un conjunto de programas, proyectos y acciones que
posibilita alcanzar con los internos en prisión mayores niveles de
desarrollo educativo, y con ello resultados aún más efectivos en su
rehabilitación y ulterior reinserción social.
Los programas educativos han tenido un
impacto positivo en el mejoramiento de las relaciones y la comunicación
entre los internos y los funcionarios, al posibilitar un mayor
acercamiento de los sancionados a las personas que los custodian y
rehabilitan, y a la sociedad y viceversa. De igual modo, han creado un
ambiente de superación y mejoramiento humano en las prisiones.
En la actualidad 27 095 internos reciben
instrucción escolar en todos los niveles de enseñanza y 24 531 están
integrados a programas de capacitación de oficios a pie de obra o en
cursos especializados.
Asimismo, desde el 2009 se evidencia una
evolución de las iniciativas y programas que se realizan en los centros
penitenciarios para elevar el nivel cultural de los internos y
dignificar al ser humano.
Entre los novedosos proyectos
desarrollados se encuentran: “De la punta al cabo y la Isla también”
organizado por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas y el ICAIC,
que incluye llevar a los centros penitenciarios exposiciones de artes
plásticas y fotografías; actividades con artistas, organizaciones de la
sociedad civil y el Ministerio de Cultura para programar visitas de
prestigiosas figuras del quehacer cultural a las prisiones.
La iniciativa “Expedición cultural por el mejoramiento humano”, organizada por el cantautor Silvio Rodríguez,
se desarrolla desde enero del 2008 y ha incluido conciertos y otras
actividades para los internos, en los que se involucran escritores,
trovadores, cineastas, pintores e instructores de arte.
Con el apoyo del INDER, se desarrolla la
práctica masiva del deporte en la población penal, que incluye
olimpiadas nacionales y regionales. Asimismo, se priorizan programas
especiales de atención diferenciada a la mujer y los jóvenes como, por
ejemplo, el denominado “Educa a tu Hijo” para garantizar la vinculación
de los sancionados con sus familias.
A todo lo anterior se suma un fuerte programa de atención integral de salud en correspondencia con el desarrollado en el país.
Otro de los principios fundamentales del
sistema cubano ha sido la incorporación voluntaria al trabajo
socialmente útil y remunerado, y a la Seguridad Social. Hoy están
incorporados al trabajo 23 113 reclusos que reciben su salario, según
las tarifas establecidas en el país para el resto de los trabajadores.
Pese a las dificultades económicas que el
país ha tenido que afrontar, no se ha justificado nunca la negación de
la justicia, ni se ha invocado la amenaza de tipo alguno para
desnaturalizar o desconocer los derechos fundamentales de las personas
privadas de libertad.
Cuba es un país subdesarrollado y a la
vez sometido a un brutal bloqueo por parte de Estados Unidos desde hace
más de cincuenta años, por lo que las reformas y mejoras al sistema
carcelario se han impulsado en el contexto de los limitados recursos
disponibles. Ello, unido a la continua crisis económica y financiera
mundial, crea serios obstáculos y desafíos para nuestro desempeño. No
obstante, se han llevado a cabo proyectos de reparación y
acondicionamiento de los centros penitenciarios para mejorar las
condiciones de vida de los 57 337 internos (31 494 en condiciones
cerradas y 25 843 en instalaciones abiertas).
Desde el año 2007 comenzó un proceso
inversionista en virtud de la aprobación del Plan Director de
Inversiones para el Sistema Penitenciario que abarca hasta el año 2017,
el cual ha permitido asumir, de forma paulatina, la restauración de la
infraestructura penitenciaria y mejorar así las condiciones de vida en
las capacidades afectadas.
En diciembre del pasado año, en un gesto
humanitario y soberano, y en estricto apego a las leyes del país, se
concedió el indulto a más de 2 900 sancionados. Entre estos estaban
mujeres, enfermos, personas con más de 60 años de edad y también jóvenes
que han elevado su nivel cultural y las posibilidades de reinserción
social. Esta cifra forma parte de las 10 129 personas que en los últimos
seis meses han egresado de prisión por distintos beneficios.
De manera sistemática y en cifras anuales
superiores a las comprendidas en el indulto ya citado, el Tribunal
Supremo Popular, la Fiscalía General de la República y los órganos
especializados del Ministerio del Interior, según las regulaciones
legales vigentes, evalúan y disponen la excarcelación anticipada de
sancionados, atendiendo a su comportamiento, las características de los
hechos cometidos y las condiciones familiares y de salud.
La legislación vigente en Cuba y consecuentemente la
que rige en su sistema penitenciario, contiene las garantías
fundamentales universalmente aceptadas que protegen los derechos de
todas las personas. El respeto a la dignidad plena del hombre y el
mejoramiento humano, constituyen no solo la esencia de la voluntad
política del gobierno cubano, sino una realidad inocultable de la
Revolución.
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