Eduardo Labrada recibe reconocimiento en Festival Prensa Escrita
La tarde de este miércoles nos regalo más de lo que pensábamos. La convocatoria del plan de actividades por la jornada de la prensa en Camagüey, hablaba de un taller sobre periodismo en nuestra región, pero no era explícito el nombre del invitado; nada más y nada menos que el "septuagenariamente" joven Eduardo Labrada Rodríguez, maestro de periodistas en la tierra de El Mayor y ejemplo inequívoco de entusiasmo, ética y profesionalidad.
La historia de Labrada para contarnos de la génesis del periodismo camagüeyano se remontó a las cuevas de la Sierra de Cubitas, ubicada en el municipio camagüeyano del mismo nombre, donde los aborígenes dejaron sus pictografías, consideradas la primera información gráfica sobre la llegada de los conquistadores españoles a nuestras tierras.
Supimos, con su hablar bajo y ameno de buen comunicador, cómo antes de llegar la imprenta a Cuba ya en el 1800 se editaba en Camagüey -a diferencia de otras regiones cubanas- un periódico manuscrito. Imagínese que al "Semanario Curioso" estaban suscriptos 200 ilustres camagüeyanos y la "tirada" a mano rondaba la veintena. ¿Cómo entonces? Pues los primeros en recibirlos lo hacían con el compromiso de circularlo luego de leerlo. !Podrá calcular usted con cuánto atraso llegaban las noticas, que antes habían sido copiadas de diarios traídos de la metrópoli española!
Dejando en nosotros, colegas de la radio, su propio semanario "Adelante" y la televisión local, la motivación por investigar sobre el nacimiento y la evolución del periodismo en la provincia, Labrada nos llamó a acercarnos a las páginas de EL Camagüeyano, vencidas por el tiempo pero celosamente cuidadas en el apartado de Fondos raros y valiosos de la Biblioteca Provincial.
Y, por supuesto, que fue el primero en apoyar la idea propuesta por Adolfo Silva Silva, de la corresponsalía de la Agencia de Información Nacional, de celebrar en junio próximo el Bicentenario de la Prensa en Camagüey. Otra razón para continuar bebiendo de la fuente inagotable de conocimientos que resulta un colega tan admirado por todos como es Eduardo Labrada.
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