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viernes, 11 de abril de 2014

DICHA GRANDE: REINICIO DE LA GESTA INDEPENDENTISTA CUBANA



Por José Gilberto Valdés
"Bajan del bote. Llueve grueso al arrancar. Rumbamos mal. Ideas diversas y revueltas en el bote. Más chubascos. El timón se pierde. Fijamos rumbo. Llevo el remo de proa. Salas rema seguido. Paquito Borrero y el General ayudan de popa. Nos ceñimos los revólveres. La luna asoma, roja, bajo una nube. Arribamos a una playa de piedras, la playita al pie del Cajobabo, me quedo en el bote el último vaciándolo. Salto. Dicha grande."
Así describe José Martí el desembarco en la costa oriental de Cuba para el reinicio de la lucha independentista, el 11 de abril de 1895. Junto a él Máximo Gómez, dominicano y destacado jefe militar y estratega en la Guerra de los Diez Años (1868-1878) y otros patriotas. Para el momento en que ponen pie en tierra, toda la isla vibra desde el 24 de febrero por la nueva clarinada en la contienda contra el colonialismo español.
Por la descripción de los historiadores y testigos presenciales es posible imaginarse el curso de los acontecimientos en ese punto geográfico de difícil acceso, con una forma de “U” de unos cincuenta metros de profundidad hasta un alto farallón.
En la noche, el silencio es roto por las olas del mar. Allí está un hombre de frente amplia y pelo desgreñado, con pantalón y chamarreta azul, sombrero negro y alpargata”. ¿Pudo haber pensado en el tortuoso camino transitado para difundir la idea de la guerra necesaria?
¡Cuánto ardiente verbo y certera pluma, sin descanso, para convencer a los viejos mambises y a los pinos nuevos en la intención de juntar voluntades y recursos por una Patria libre!
No se amilanó su espíritu emprendedor ante los contratiempos del Plan Fernandina, donde se incautaron los recursos previstos para una guerra de corta duración. Mantuvo su corazón fuerte incluso en las peripecias  del último viaje a la isla, interrumpido por la deserción de los tripulantes del primer barco y el encuentro con gente de mar simpatizante que colaboró en la sigilosa marcha a Cuba.
Muchos afirman que el Delegado del Partido Revolucionario Cubano se sentía satisfecho y útil, tras los momentos conspirativos vividos junto a Gómez en la dominicana localidad de Montecristi, donde en el mes de marzo redactaron el programa de acción política y militar que denominan Manifiesto a Cuba del Partido Revolucionario.

Después del desembarco, instalaron varios campamentos hasta que el 15 de abril, en la manigua redentora,  Martí fue ascendido a Mayor General del Ejército Libertador -- más por sus méritos y sacrificios que por experiencia militar--, por decisión de Máximo Gómez  En ese lugar recibió la primera bandera cubana, bordada por Juana Pérez, esposa del General Pedro Agustín Pérez y el General José Maceo le entregó el caballo "Baconao", en el cual cabalgó hasta su caída en Dos Ríos, el fatídico 19 de mayo.



domingo, 18 de marzo de 2012

Entrega Iglesia Católica a Cuba acta de matrimonio de José Martí

José Martí. Ilustración de José Luis Fariñas con el título "Yugo y estrellas"

José Martí. Ilustración de José Luis Fariñas con el título "Yugo y estrellas"

La Iglesia Católica Mexicana localizó y rescató de sus archivos el acta de matrimonio del cubano José Martí, en la Catedral Metropolitana, y envió una copia al presidente cubano, Raúl Castro.

El embajador de Cuba en México, Manuel Aguilera de la Paz, recibió de manos del cardenal Norberto Rivera Carrera dos copias del documento, una para ser entregada al presidente de Cuba, y otra para ser conservada por la sede diplomática del país caribeño en México.

En una visita que hizo el diplomático cubano a la Catedral Metropolitana en días pasados, comentó al Arzobispo Primado de México que el cubano José Martí se había casado en la Catedral Metropolitana durante el primero de sus exilios.

Con base en esa información, el jerarca católico ordenó que se localilzara el acta de esa ceremonia religiosa y tras una búsqueda exhaustiva el documento fue localizado en los archivos del recinto.

De acuerdo con el acta, el 20 de diciembre de 1877 se realizó el enlace matrimonial entre el joven soltero de 24 años, José Martí Pérez y la doncella de 21 años, Carmen Zayas Bazán, luego de cumplir con los trámites religiosos.

Rivera Carrera ordenó hacer copias facsimilares y una vez enmarcadas fueron entregadas esta mañana, en un acto previo a la misa dominical al embajador de Cuba en México, con la encomienda de entregar un ejemplar al presidente de Cuba, Raúl Castro.

(Con información de Notimex)

sábado, 28 de enero de 2012

Martí, la prensa y sus lecciones

Cuando el mundo moderno se debate en no pocas teorías sobre el periodismo, su valor social, vigencia y grandes poderes mediáticos, vuelvo a las enseñanzas de José Martí; quien apenas con 16 años, en 1869 junto a su entrañable amigo Fermín Valdés Domínguez, publicó el Diablo Cojuelo, un diario de un solo número que contó con un editorial escrito por el Héroe Nacional de Cuba, y algunas notas de pura sátira sobre acontecimientos de la época. Desde entonces sus pasos en el periodismo comenzaron a ser tan sólidos como sus ideas.

A juicio de Cintio Vitier, estudioso de la vida y obra del Apóstol, el periodismo fue el principal vehículo del pensamiento martiano: un periodismo convertido por él en análisis, advertencia, poesía, visión. (…) Se trocó el periodismo bajo su pluma, en método de conocimiento de lo real y lo posible. Hizo cátedra de la noticia; laboratorio, del suceso; de lo efímero, poema; extrajo de lo sucesivo, leyes. (…) Realizó un periodismo tan poemático como científico, es decir, exploratorio, en el que no faltan los tanteos, las hipótesis y conjeturas desechadas o confirmadas, propias de la investigación aliada a los riesgos del pronóstico. Si a la postre acertó siempre, fue por un acierto previo: el de los principios éticos en que fundó su vida.

Y comprendemos mejor todas esas valoraciones cuando leemos lo que el propio Martí aconsejaba sobre la práctica del periodismo y el deber de quien lo ejerce.

Decir lo que a todos conviene. Y no dejar de decir nada que a alguien pueda convenir. Que todos encuentren en el diario lo que puedan necesitar saber. Y decirlo con un lenguaje especial para cada especie: escribiendo en todos los géneros (…). El periódico debe estar siempre como los correos antiguos, con el caballo enjaezado, la fusta en la mano, y la espuela en el tacón. Al menor accidente debe saltar sobre la silla, sacudir la fusta, y echar a escape el caballo para salir pronto y que nadie llegue antes que él.

Tanto para periodistas avezados como bisoños las lecciones de Martí resultan útiles; necesarias guías en un mundo donde se enseñorea la mentira, la injusticia y el egoísmo. Por eso me resulta muy conveniente recordar, por último, estas advertencias martianas sobre el periodismo.

Debe desobedecer los apetitos del bien personal, y atender imparcialmente al bien público. Debe ser coqueta para seducir, catedrático para explicar, filósofo para mejorar, pilluelo para penetrar, guerrero para combatir. Debe ser útil, sano, elegante, oportuno, saliente. En cada artículo debe verse la mano enguantada que lo escribe, y los labios sin mancha que lo dictan.

Sólo nos queda continuar aprendiendo.