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sábado, 7 de abril de 2012

Vilma: un ejemplo infinito


De niña siempre volvía a esa revista Bohemia que mi padre aun hoy conserva. En sus páginas estaban las fotos de la boda de Vilma Espín y Raúl Castro. Tal vez me entusiasmaba no sólo la belleza de aquellos jóvenes rebeldes y enamorados, sino la posibilidad del acercamiento humano a la heroína que desde entonces admiraba. Vilma, la mujer extraordinaria que nació el 7 de abril de 1930 para convertirse en una de las míticas guerrilleras de la Sierra Maestra y Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas.

Si algo caracterizó a Vilma fue el apego a la justicia, a la honradez, a la honestidad, a la verdad, valores que aprendió de su familia. De su personalidad aprendimos las cubanas. Las niñas la veíamos con la dimensión de lo inalcanzable pero de ella aprendíamos para disfrutar de los derechos por los cuales tanto luchó. Las mujeres estuvieron junto a ella desde los primeros años de la Revolución e hicieron realidad sus ideas de emancipación, integración social y equidad de género.

La misma mujer que bajo las órdenes directas de Frank País participó en el alzamiento armado de Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1956, en apoyo a los expedicionarios del Yate Granma, integró el Comité Central del Partido Comunista de Cuba desde su fundación en 1965, condición que fue ratificada en todos sus Congresos. Presidió desde su creación la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, y la Comisión de la Niñez, la Juventud y la igualdad de derechos de la Mujer, de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Desde el 2007 Vilma dejó de existir físicamente; su muerte se sintió profunda en el pueblo cubano. Mas su lucha tierna y rebelde, su ejemplo de madre, esposa, revolucionaria nos acompaña, sobre todo, por el compromiso de nosotras de seguir el camino que ella desbrozó con ideas y acciones para que nunca más estuviéramos en la oscuridad. Vilma continúa convocándonos a luchar.

jueves, 8 de marzo de 2012

Mujeres


Las palabras de Fidel Castro en la constitución de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), en 1960, siguen tan vivas como en aquel momento histórico para las féminas de La Mayor de las Antillas.

"Las mujeres constituyen un verdadero ejército al servicio de la Revolución...La mujer es una Revolución dentro de la Revolución ... Cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, estos pueblos son invencibles, y la mujer de este pueblo es invencible."

Su protagonismo multiplicado (hogar, trabajo, estudio, sociedad) le ha merecido los más elevados reconocimientos en jornadas tan especiales como cada 8 de Marzo. En Camagüey, por ejemplo, las mujeres constituyen el 49,6 por ciento de la población y están integradas a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) más de 290 mil. En la organización están representadas, defendidas y se compulsa su protagonismo en oficios dominados por los hombres y en roles de dirigente.

Abriendo el diapasón encontramos que en Camagüey la esperanza de vida para la mujer es de 78 años, pues además de la asistencia general que recibe toda la población, se prioriza su atención antes, durante y después del embrazo con programas que incluyen estudios genéticos, nutricionales y de preparación para enfrentar la maternidad, por ejemplo. Tienen garantizada cada dos años y medio la prueba citológica para prevenir la aparición del cáncer uterino y a su disposición están los exámenes para evitar y tratar el de mamas.

La FMC mantiene funcionando las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, que son de gran utilidad por la asistencia profesional que se brinda para enfrentar disímiles conflictos personales y en el hogar. Además alli ellas encuentran un espacio para aprender oficios que luego les resultan útiles para su desempeño en el sector estatl o particular.

Cuando el 8 de marzo de 1931 se celebró por primera vez en Cuba, en el salón de acto del Centro Obrero de Cuba en La Habana, organizada por la Confederación Nacional Obrera de Cuba y la Federación Obrera de La Habana a la que sería invitada todas las mujeres que trabajaban en diferentes talleres, comercio y fábricas de la ciudad, poquísimas habían podido despojarse de ataduras y prejuicios. Lo que hemos logrado las mujeres cubanas gracias al triunfo revolucionario del 1ro de Enero de 1959, era una quimera que tal vez, ni se imaginaba en todas sus dimensiones.

Ahora, una vez más desde más de cinco décadas, la celebración en Cuba de esta jornada tiene los matices de la ternura, del esfuerzo, y del amor. Sin el olvido a aquellas féminas que en el mundo no pueden aún ni siquiera alzar la voz.

La génesis de este día…

La propuesta del 8 de Marzo como fecha oficial la hizo en 1910 la alemana Clara Zetkin, integrante del Sindicato Internacional de Obreras de la Confección, durante el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca.

Con ello se quiso honrar la memoria de un grupo de mujeres que, con gran entereza, ocuparon en 1857 la fábrica textil donde trabajaban en la ciudad de Nueva York, para exigir igualdad de salarios y una jornada de 10 horas de trabajo. La respuesta de los dueños a aquella reclamación fue provocar un incendio en la planta ocupada, en el cual perecieron las 129 obreras.

Con el transcurso de los años, hacia el final de la Primera Guerra Mundial y, sobre todo, a partir de 1921, otros países de Europa, América, Asia, África y Oceanía se fueron sumando a la celebración, devenida símbolo de las aspiraciones y la lucha de las mujeres por crear un mundo más justo, donde se respeten sus derechos y se reconozca su igualdad.

La Organización de las Naciones Unidas, como un importante foro y espacio multinacional, favoreció la adhesión de muchos otros países a la celebración de este día. Durante la Asamblea General de 1877, se invitó a todos los países miembros a reconocer y conmemorar las múltiples contribuciones de las mujeres a sus sociedades y a promover la toma de conciencia de la situación femenina y sus luchas por vivir en un mundo con menos violencia, menos discriminación y mayor igualdad en la distribución de las oportunidades.

A través de su resolución 32/142, se convocó a todos los países a que proclamaran, de acuerdo con sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día del año como Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.