miércoles, 11 de agosto de 2010

La emoción que provoca Fidel


Esta foto fue tomada hace 11 años y significó la concreción de un sueño que desde niña me acompañaba. Primero conocer a Fidel, luego tener la posibilidad de verle en una instantánea a mi lado. Y como un privilegio me sucedió.
Como delegada al VII Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) recibimos todos los colegas participantes en esa cita, ese regalo del líder. Cada una de las delegaciones, durante las últimas horas de una de las madrugadas de esos días inolvidables de marzo, pudo posar junto al Jefe de la Revolución.
Como yo, supongo que cada uno de los delegados de aquella reunión verdaderamente histórica donde Fidel compartió como un periodista más todas las jornadas del congreso, esta foto es un valioso trofeo.
Ahora que celebraremos su cumpleaños 84, vuelvo a mirarla colgada en una de las paredes de mi casa, y reproduzco en mi mente, como me ha sucedido durante todos estos años, la textura de su invencible camisa verde olivo, que ahora retoma aunque sin sus eternos grados de Comandante en Jefe. Siento como entonces, su aroma y su grandeza de figura impresionante y tierna.
En su lado derecho - y gracias a aquellos irrepetibles minutos- rozé con mi mano su espalda para retener por siempre el humanismo que brota de su cuerpo, de su mente, de sus ideas todas.
La mirada de Fidel aquella madrugada, desde la mía emocionada y hasta nerviosa, no fue diferente a la de tantos años y tantas batallas: firme, suave, familiar, directa...la que desde niña aprendí a querer y a sentir.
En sus 84 mirando la foto colgada con orgullo en mi humilde pared, le estaré deseando la felicidad y la vida que un hombre evocador como él merece tener.

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