Caracas. Amanecí de nubes y me voy de sol. Acabo de visitar el 
Cuartel de la Montaña. Está rodeado de barrios populares. Se divisa el 
palacio de Miraflores. Me cuenta el jefe de la guarnición que Hugo 
siempre lo miraba desde su despacho. Cómo no lo iba a mirar! Allí 
planificó la insurrección contra Andrés Pérez. La 4ta República, epílogo
 trágico del Pacto del Punto Fijo, cuando estalló el Caracazo. O como le
 gustaba decir a Hugo: el Venezolazo. La crisis final de las políticas 
neoliberales.
Represión y muerte al pueblo. Cualquier coincidencia con nuestra 
historia, no es casualidad. Contra eso se alzó Hugo desde el Cuartel de 
la Montaña. Y fracasó. “Por ahora”, como avisó al rendirse.
Me muestran un cañón de época de la colonia restaurado a nuevo. Todos
 los días a las 4:25 hs. el viejo cañón lanza salvas que marcan la hora 
de su partida. 4:25? Evita partió a las 8:25. Que horarios tan 
caprichosos, no? Cuando ingreso al patio. Amplio, luminoso, al aire 
libre, no pude evitar una tristeza infinita. Hay cámaras de televisión, 
periodistas gráficos, cronistas. Me acompaña Cilia, la esposa de 
Nicolás. Amablemente les pido a todos si se pueden retirar. Quiero estar
 a solas. Gracias, muchas gracias. Espero que entiendan. Ojalá.
El patio queda vacío y sólo me acompañan los cuatro húsares de 
Carabobo de la Guardia de Honor, custodia permanente. De algún lugar se 
oye en forma permanente a Hugo cantando bajito, como si flotara. Como le
 gustaba cantar! También se escucha el ruido del agua, de la fuente que 
rodea su espacio. Sin embargo, por un momento, todo es silencio. O por 
lo menos es lo que yo siento. Sólo escucho que junto conmigo lloran 
algunos de los húsares. Es extraño. Hasta hoy no se me había caído una 
sola lágrima. Ni siquiera el 5 de marzo, cuando me enteré. Tampoco el 6 
de marzo, cuando lo velé junto a tantos. En cambio Florencia, en la misa
 de la Academia Militar, lloró tanto que se tuvo que ir porque se 
ahogaba. Y yo nada. Era como si no quisiera admitirlo o aceptarlo. No 
sé, algún día, si me decido, se lo explicaré a algún psicólogo o 
psicóloga.
Estoy allí un buen rato. Giro en torno al féretro de mármol, una y 
otra vez. Y veo en la lápida una frase de un discurso de Hugo donde 
menciona a Alí Primera. Que quién es Alí Primera? Un cantante popular 
venezolano, militante del PC, que murió el 16/2/1985. 16/2 el día que 
nació mi hijo. Hugo partió el día que nació mi hermana. Qué cosa, cuando
 una se pone vieja empieza con lo de las fechas.
El último regalo que Hugo me hizo, fue la colección completa de cds 
de Alí Primera. Me los trajo su hija Maria a Olivos el 8 de noviembre, y
 me contó la historia. Siendo militar joven, su padre lo escuchaba a 
escondidas porque estaba prohibido que lo escucharan los militares.
Leo el fragmento del discurso y la fecha en que lo pronunció. 12 de 
junio del 2012. 12 de junio, el mismo día del último discurso de Perón. Y
 dale con las fechas. Ese día yo estaba en Plaza de Mayo. Tenía 21 años.
 Año 1974. Mi madre! (que también estaba). Cuantas cosas. Cuanta 
historia. Qué cosa las fechas y los hechos. Los lazos visibles. Y los 
invisibles también.
Cuando bajo a mirar dos retratos de Hugo que están en las galerías 
que rodean el patio, entra Nicolás con los que estaban esperando afuera,
 y me acompañan a recorrer el lugar.
Entramos a una capilla pequeña, pero deliciosa. Dos vírgenes. Una, la
 del Valle, y la otra… la Rosa Mística! La que se venera en La Plata. No
 puedo creer. Le digo a Nicolás que le voy a enviar para que sea 
emplazada en la capilla, una imagen de la Virgen de Luján. Y les cuento 
la historia. De la Virgen claro.
Corría mayo de 1630. Una carreta viajaba rumbo a Brasil, cargada 
entre otras cosas, con 2 cajas, que contenían imágenes de vírgenes. Al 
intentar cruzar el río Luján, en Bs. As, la carreta no se movió más. Le 
pusieron más bueyes, y nada. La descargaron casi completa, y nada. Hasta
 que al final, bajaron una de las cajas de las vírgenes y tampoco se 
movía. Cuando bajaron la última caja, la carreta arrancó sin dificultad.
 Volvieron a subir la caja con la otra Virgen, y otra vez la carreta no 
se movió. Porfiados los carreros, y terca la Virgen. Cuando abrieron la 
caja, apareció la imagen de la Inmaculada morena. La carreta arrancó, y 
la virgen se quedó en Luján. Hoy está en la Basílica, donde se la venera
 como patrona de la Argentina. Quedaron fascinados con la historia.
La restauración de la Basílica, fue la licitación Nro. 1 de Néstor. Eso no lo conté. Pero también es cierto.
Seguimos recorriendo el lugar. Hay dos salones con fotografías que 
recorren la vida de Hugo. La que más me conmovió es un inmenso mural. 
Hugo de espaldas, caminando bajo la lluvia. El 4 de octubre, en su 
último y más glorioso acto, que no fue, como algunos creen, su cierre de
 campaña. Fue su último acto de amor. Lo supe más tarde, cuando me 
enteré de sus terribles e insoportables dolores. De su sacrificio casi 
inhumano. Dios mío!
Le digo a Nicolás: Este es su lugar. Ni se les ocurra llevarlo a 
ningún otro, por más pomposo que parezca. Aquí empezó, y aquí se debe 
quedar. En SU LUGAR. En su Cuartel, junto a los barrios. Soldado del 
pueblo. Definitivo y para siempre.
20 de abril de 2013