Por María del Carmen Fuentes. Televisión Camagüey
Cuba se recupera de la furia de la naturaleza, y lo hace con la mirada fija en la solución de los problemas más acuciantes de su pueblo como prioridad número uno. La cuantía de los daños, como ya se ha dicho, ronda los 5 mil millones de dólares, pero nada es más importante. Y sólo puede ser así cuando se ha demostrado en las últimas cinco décadas la concreción en Cuba del Programa del Moncada, enunciado por Fidel Castro en La Historia me Absolverá, alegato de defensa que cumple 55 años.
La Historia me Absolverá revitalizó las más grandes aspiraciones libertarias del Héroe Nacional, José Martí, revividas por el entonces joven abogado Fidel ante los jueces que pretendían condenarlo por liderar el Asalto al Cuartel Moncada de la oriental provincia de Santiago de Cuba y el Carlos Manuel de Céspedes de Bayazo, también al este cubano. Es La Historia… fruto legítimo de la conjugación de varios factores que rara vez se dan en torno a un proceso o episodio: talento, pensamiento político riguroso y de largo alcance, audacia, perseverancia y valor a toda prueba.
A juicio de la periodista Martha Rojas, testigo del juicio del Moncada, “Aunque las circunstancias políticas de Cuba y del mundo eran diferentes, este Programa se hizo realidad y fue trascendido en los primeros años de la Revolución. Incluso las bases para desarrollar un programa socialista estaban enunciadas en La Historia me Absolverá —como tácticamente era posible hacerlo entonces—, época de "cacería de brujas" y anticomunismo a ultranza. Allí se define qué es pueblo, si de lucha se trata, y la sola definición que daba en su alegato el doctor Fidel Castro sobre el pueblo irredento, es más que un punto de partida, una idea objetiva, de larga visión sobre quienes podrían hacer triunfar una revolución social que cambiara, de raíz, las estructuras económicas y sociales, en nuestras condiciones”.
Decía Fidel en aquella ocasión: “Nosotros llamamos pueblo, si de lucha se trata, a los 600 000 cubanos que están sin trabajo, deseando ganarse el pan honradamente sin tener que emigrar de su patria en busca de sustentos”.
También se refería a los 500 000 hombres del campo que habitaban en míseros bohíos, que trabajaban cuatro meses al año y pasaban hambre el resto, compartiendo con sus hijos la miseria sin tener una pulgada de tierra que sembrar.
Así mismo demostraba como 400 000 obreros industriales y braceros, cuyos retiros estaban desfalcados, sufrían igualmente infernal situación de vida en pésimas cuarterías, prácticamente inhabitables y sus salarios pasaban de las manos del patrón al garrotero ( léase préstamos explotadores).
Hoy todo es distinto en el Verde Caimán. Las escuelas existen en toda la geografía cubana y en zonas aisladas hasta un niño tiene un maestro. Cuentan con medios audiovisuales; televisores, videos y computadoras.
Por lo general, en las aulas un educador se ocupa, en la enseñanza primaria, de 20 educandos y en la secundaria de 15 adolescentes.
El Sistema Primario de Salud en Cuba ha dado al traste con la situación pasada; los Médicos de la Familia atienden a toda la población, y en los hospitales se realizan, de manera gratuita, las más complejas operaciones.
Los ancianos tienen una esmerada atención en todo el país, y las personas residentes en zonas rurales se han beneficiado con caminos y carreteras que jamás existieron en la época prerrevolucionaria.
Hoy los campesinos y obreros agrícolas disfrutan de una atención desde todos los puntos de vista, producen y contribuyen a la alimentación de todo el pueblo.
Mucho queda por decir: la masificación de la cultura, las universidades existentes a nivel de municipio y el acceso de todos los que lo quieran al logro del desarrollo científico y técnico. No podría faltar entonces la preocupación permanente por la vida de cada uno de los ciudadanos. Los últimos acontecimientos asociados al azote de los huracanes lo han demostrado.
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