Llega el Día Internacional de los Trabajadores y con él para los camagüeyanos,
como para los cubanos todos, una jornada de fiesta. Aunque se repasan los aciertos productivos y se reconoce cuánto
queda por hacer, la clase obrera de la
Isla sabe de la certeza de sus conquistas, del disfrute de la oportunidad de un
empleo, del respeto a sus derechos
laborales y a ser escuchados desde la fábrica hasta el Parlamento. Por eso las
imágenes un 1ro de Mayo desde cualquier
rincón del país caribeño sorprenden a un
mundo donde las protestas obreras colman noticias y desmoralizan
sistemas.
En Cuba el panorama cambió a partir del
triunfo de la Revolución. Comenzaba una época muy diferente a la de 1890 cuando
se celebró por primera vez el día proletario, en medio de, prácticamente, el
estado de sitio decretado por las autoridades coloniales españolas. Entonces la
marcha fue desde Campo Marte (hoy parque de la Fraternidad) hasta las esquinas
de Virtudes y Consulado. Participaron alrededor de tres mil trabajadores y
dieron cumplimiento al acuerdo del congreso de la Internacional, efectuado en
París el año anterior. Luego, el primer
desfile tuvo lugar en la República en
1925. Asistieron unas 40 mil personas.
Posteriormente, y hasta el triunfo revolucionario en 1959, la
clase obrera demostraba su pujanza a contrapelo de los abusos de los gobiernos
pro yanquis; sedimentando así una conciencia de clase, cuyo apoyo a los movimientos sociales fue
incomparable.
A nadie
beneficiaron más las medidas de la Revolución naciente que a los trabajadores y
al campesinado. Se visibilizaba un sector mayoritario y desposeído hasta
entonces. Se le retribuían sus esfuerzos y crecían las oportunidades de
superación individual y familiar. El proletariado cubano comenzaba a tener
razones para festejar.
Y en este
primer respaldo de los obreros a su gobierno rebelde “de los humildes, por los
humildes y para los humildes”, al decir de Fidel, si los capitalinos no pudieron
contar en la entonces Plaza Cívica (hoy
Plaza de la Revolución) con Fidel, quien
asistía a la Conferencia de los 21 en Argentina, -aunque sí con el Comandante Raúl Castro-, los camagüeyanos
aun recuerdan con la misma emoción la presencia en tierras agramontinas del
Comandante Camilo Cienfuegos.
En el Casino Campestre de la ciudad de Camagüey, el
Señor de la Vanguardia y uno de los líderes rebeldes más populares, fue ovacionado por los camagüeyanos, tras un
discurso cuya convocatoria está vigente: “Tenemos que emplear todo el tiempo en
unirnos, en apoyar la Revolución, en apoyar las medidas revolucionarias que a
diaria está dictando nuestro Gobierno…”
Incluso Camilo se refirió a
que había visto cartelones en que los obreros pedían armas y deseaban
organizarse para recibir instrucción militar y acerca de ello, expresó: “Los
obreros quieren instrucción militar y nosotros les daremos a esos obreros
instrucción militar, se la vamos a dar porque el pueblo y los trabajadores son
iguales que los soldados de este Ejército; porque todos estamos para defender
la causa común.”
Finalmente, Camilo exclamaba
para terminar su intervención de aquella oportunidad: “[…] este Camagüey que
está marchando a la vanguardia de las provincias revolucionarias”, y de
inmediato sentencia: “Hermanos camagüeyanos, ¡van muy bien!”.
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