Por María del Carmen Fuentes.
“No temáis una muerte gloriosa/que morir por la patria es vivir”.
Con tal convencimiento estos versos del Himno Nacional han guiado la vida, el actuar y la ética revolucionaria de los cubanos. Cantado por primera vez, en su forma original, el 20 de octubre de 1868, el nacimiento de este símbolo patrio ha devenido en uno de los más trascendentales hechos de la historia en Cuba.
Está conformado por ocho versos que encierran la identidad de un pueblo, la urgencia redentora, la diana mambisa, el llamado al combate.
Pedro Figueredo Cisneros (Perucho) fue el bayamés vehemente que compuso la obra capaz de inspirar a los patriotas a la gesta libertaria. Inspirado en El Canto del Rhin, años después La Marsellesa.
El 18 de octubre de 1868, la ciudad de Bayamo, en la región oriental de Cuba, es tomada por las tropas de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria. Dos días después -el 20 de octubre- en la plaza, el Gobernador y su estado mayor escucharon al pueblo reclamar a Perucho la letra de aquella marcha.
Desde su cabalgadura, Figueredo escribió los versos, que circularon de mano en mano en la misma plaza en que fuera ejecutada por primera vez la música. Se cantaba así por primera vez en su forma original y en voz del pueblo bayamés el Himno Nacional.
Unos días después -el 8 de noviembre de 1868- la antigua plaza fue testigo de la jura y bendición de la bandera, con la presencia del Padre de la Patria. Esta vez de manera oficial fue interpretado por un coro y una banda el Himno Nacional Cubano.
La ceremonia quedó recogida en un óleo del artista dominicano Julio de Sangle en lo alto del presbiterio de la Iglesia Mayor, la única que posee en su interior un cuadro revolucionario.No es hasta el 5 de noviembre de 1900 que la marcha guerrera que llamaba al combate se convirtió en himno del combativo pueblo cubano cuando la Asamblea Constituyente lo reconoció como tal.
Esta fecha del 20 de octubre, se ha tomado por decreto del Consejo de Estado de la República, como el Día de la Cultura Cubana.
¡Al combate corred, bayamesesque la patria os contempla orgullosa!No temáis una muerte gloriosaque morir por la patria es vivir.
En cadenas vivir, es viviren afrenta y oprobio sumidosdel clarín escuchad el sonido¡A las armas valientes, corred!
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