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Por María del Carmen Fuentes
Aquel 12 de
septiembre de 1998 marcó para siempre la vida de Cinco cubanos y de sus
familias. A Ramón, René, Fernando, Antonio y Gerardo todo les cambió: el
presente y el futuro. Una falsa y ensañada acusación del gobierno de los
Estados Unidos los convirtió en prisioneros sometidos a los más duros castigos.
Su pueblo, desde
que conoció el caso –manipulado por la prensa de Miami- les acompaña en la
batalla de demostrar que solo luchaban desde las entrañas del Imperio, para
evitar los actos de terror contra la
Isla irredenta que es Cuba.
Hoy se cumplen
16 años de tan inhumano e injusto encierro. Durante 5844 días con sus noches muchos han sido los desvelos dentro y
fuera de esas prisiones. Junto a su pueblo ya están, luego de cumplir íntegramente sus condenas,
René y Fernando, pero a la estrella de dignidad y resistencia que ellos Cinco
simbolizan le falta aun en suelo patrio 3 de sus puntas.
El clamor mundial se siente cada vez más alto
para impulsar la decisión presidencial
de Obama de firmar la libertad de Tony, Gerardo y Ramón, hombres cuya
sensibilidad y entereza mucho tienen que enseñarle a quien puede
determinar ya el fin de sus absurdas
condenas.
Cuán diferente
hubiese sido la vida de los Cinco en libertad en estos 5844 días. Imagino a
Gerardo y su esposa Adriana con la prole que se les ha impedido engendrar al
negársele a ella la visa para visitar a su amado. Pienso en los mimos y
cuidados que Tony en su hogar diera a su
octogenaria madre Mirtha, en el apoyo de Ramón a sus tres hijas y a su esposa,
en René compartiendo con su hermano y su
padre hasta los últimos minutos de sus vidas, y a Fernando enfrentando junto a
su compañera Rosa Aura los embates de la vida.
Sin embargo, algo me consuela, la integridad
de estos hombres que los conviritió en Héroes, los elevó más que todo a la
categoría de seres humanos extraordinarios. Todo eso que se les ha impedido
vivir con sus familias y en su país lo han tenido presente en las prisiones y
por alguna vía se lo han hecho saber y
sentir a sus familias, a su pueblo y a sus dirigentes.
Los ideales y
los principios éticos, revolucionarios y fidelistas han hechos de los Cinco un
motivo, una inspiración. Son la
evocación, la guía de miles en el mundo que en grupos de solidaridad trabajan
incansablemente por su libertad.
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