Lo que le sucede al
personaje de Danilo de la novela brasileña Passione, impacta
y duele al ver cómo un joven rico, atleta, inteligente y buen mozo, está
al borde del abismo por su dependencia de las drogas. Pero, lamentablemente ese
personaje de ficción ancla su historia en una realidad que se repite a diario en el mundo, con más presencia en
unos países que en otros, sin dejar de ser un peligro latente para todos. La adicción
a las drogas y su tráfico cala demasiado profundo en el individuo y en su
entorno familiar y social.
En 1987, la Asamblea General
de la Organización
de las Naciones Unidas estableció el 26 de junio como Día Internacional de
Lucha contra las Adicciones. Ese flagelo puede involucrar a cualquiera, sin
distinción de edad, clases sociales, razas, ni religión… La alta
cifra de consumidores de droga en el mundo cada vez es mayor. La ONU alertó que unos 235
millones de personas son adictas al consumo de sustancias psicotrópicas y
estupefacientes.
Cuando el consumo de drogas se ha duplicado
en América Latina desde 2002, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) de Cuba
acciona con un enfoque preventivo y de promoción, que incluye también la
asistencia especializada, mediante una red de servicios en todos los niveles de
atención. Se trata de una estrategia general -coordinada por la Comisión Nacional
de Drogas y que preside el Ministerio de Justicia- , aún considerando que el
consumo de drogas en Cuba no es un problema de salud.
Resulta vital, no obstante, elevar la
percepción de riesgo de los grupos más vulnerables (los jóvenes) e incrementar
“la cultura de rechazo” de la población hacia el consumo de esas sustancias
psicoactivas, llamadas así porque actúan sobre el sistema nervioso y alteran
las funciones psíquicas.
Igual importancia tiene en este sentido el
trabajo en las escuelas donde se forman los niños y adolescentes, y ser vigilantes ante cualquier eventualidad fuera
de lo común. La familia tiene un papel fundamental en orientar a sus hijos y
estar pendiente de las amistades de los mismos; junto a la escuela debe
orientar a través de charlas sobre la prevención del uso de las drogas, demostrándoles que es la más grave amenaza
para la integridad física, mental y moral de los jóvenes y la sociedad
Cuba siempre ha
ratificado su apoyo a la cooperación contra los estupefacientes ilícitos, en
consonancia con la real voluntad política de nuestro gobierno y Estado para enfrentar ese flagelo. En los
últimos años, Cuba suscribió acuerdos de lucha contra estupefacientes ilícitos
con 33 países, y es signataria de los principales convenios internacionales
sobre la fiscalización de las drogas.
Un esfuerzo
continuado, que no permite brechas, para que en los jóvenes cubanos se eviten
al máximo historias tan tristes y desgarradoras como las del personaje de
Danilo.
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